1. Preguntarse si existen pruebas o evidencia concreta que justifique los celos. Es muy probable que la respuesta sea: no existen pruebas reales.
2. Diferenciar los pensamientos de la realidad. Muchas veces se toman como reales las dudas del celoso, que va proyectando en distintas situaciones lo que teme.
3. La empatía siempre es una herramienta valiosa. Es importante que la persona que siente los celos excesivos pueda ser sensible con el otro y ponerse en el lugar de quien es destinatario de los celos para poder pensar si le gustaría vivir una situación así.
Manejo emocional y corporal
1. No te resistas a lo que sentís. No reprimas esa emoción. Cerrá los ojos y observá el patrón de tu respiración. Cuando atravesás una emoción muy fuerte, la respiración es entrecortada y con un ritmo más acelerado. A partir de esa base, utilizá alguna técnica de respiración para comenzar a manejar tus emociones.
2. Relajate y llevá tu atención a la zona del estómago, que es donde normalmente se acumulan los celos. Meditar, respirar y observarte a vos mismo te pueden evitar un ataque de celos.
3. Cuidá tu cuerpo: comé sano, dormí bien, hacé ejercicio y utilizá técnicas de respiración, porque todo esto incrementa tu nivel de energía y ayuda a que las emociones no se apoderen tanto de vos.
4. Recordá que las respuestas están dentro tuyo, usá tu intuición y sentido común.
5. Normalmente las emociones fuertes nos paralizan y no nos permiten tomar decisiones inteligentes. A veces, los celos pueden ser algo intuitivo, o sea, intuís que está pasando algo malo, que no se está cumpliendo un compromiso de fidelidad y es un momento para escuchar y dialogar con la otra persona.
Toda emoción es sana si dura lo que le tomaría a una línea desaparecer cuando la dibujas en la superficie del agua, o sea, si enseguida se va. Los celos son naturales, lo fundamental es no quedarse "trabado" con esa emoción.
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